En semanas anteriores los
alumnos de primer año trabajaron en las
aulas con los docentes de ciencias naturales y sociales, sobre la importancia
de cuidar y valorar cada día más el lugar y los espacios en que vivimos, cuidar
nuestro planeta. Realizaron tareas de
investigación sobre nuestro planeta y las diferentes realidades en el mundo. Culminaron el 5 de junio con el juramento de los alumnos de primer año, a cargo de docentes (Yanina, Erika y directivos), quiénes dialogaron con ellos y les leyeron un texto en el que hablaba de ser protagonistas, de proponerles y dejar en manos de los más jóvenes el cuidado del lugar donde vivimos, nuestro ambiente. También estuvieron presente los demás alumnos y docentes.
Estas fueron las palabras leídas en el cierre de todas estas actividades que se vienen realizando:
Estas fueron las palabras leídas en el cierre de todas estas actividades que se vienen realizando:
EL HUMANO
SOSTENIBLE, escrito por el alumno Moisés Blousman Meza, en el año 1995.
El ser humano es la única
especie en el planeta a la cual se le
debe enseñar a ser sostenible. Parece ser que tenemos una mayor capacidad para
modificar nuestro entorno que para entenderlo.
Por el hecho de creer que
somos seres superiores no nos molestamos en comprender los fenómenos que nos
rodean; actuamos convencidos de que no estamos aquí para convivir con otras
especies sino, para hacer uso de ellas como mejor nos convenga. Sin embargo,
¿qué es lo que nos conviene? ¿Cómo podemos juzgar cuando nuestra soberbia no
nos deja ver nuestro interior y no nos permite entender que somos una especie
más que convive e intercambia energía y materia con las demás?
Así como un día nos podrían
servir un plato hecho con hongos comestibles en un restaurante, ellos, los
hongos, se han servido de los cementerios de la vegetación, donde ellas, las
plantas, se han servido de los nutrientes de la tierra, en la que yacen
nuestros antepasados. Pero basamos nuestro juicio en que el alma es demasiado
divina para ser igualada a un perro, una
vaca y, mucho menos, a un insecto. Entonces, el problema no está solamente en
nuestra necesidad de alimento y energía, sino en nuestra ceguera, ingenuidad e
inocencia porque estamos llenos de inteligencia, pero carecemos de la sabiduría
para utilizarla correctamente.
La historia de la humanidad
(200.000 años) puede contarse con el segundero del reloj del planeta y, pasando
eso por alto, nos empeñamos en modificar a nuestro antojo algo que a la
naturaleza le ha llevado miles de millones de años construir.
El corto período de existencia
de la especie Homo Sapiens ha sido demasiado pequeño para que podamos madurar
como sociedad y como especie; sin embargo ha sido suficiente para que nos
adueñemos del planeta. Hemos llegado demasiado lejos, demasiado rápido y ahora
parecemos un niño que despierta en Navidad y se encuentra con decenas de
juguetes debajo del árbol; no sabe cuál regalo abrir primero, no sabe compartirlos
y menos, cuidarlos.
Es innegable lo maravilloso de
nuestras conquistas; después de todo, hemos llegado más allá que cualquier otra
especie y somos capaces de adaptarnos a cualquier entorno con relativa
facilidad. Pero, nuestras conquistas, desafortunadamente, no se detienen hasta
hacernos capaces de buscar adaptar nuestro entorno, logrando, de esta manera,
su destrucción.
Esto no significa que seamos
un fracaso como especie sino que, aún no hemos sido capaces de ver nuestra
posición en la red de la vida en el
Planeta Tierra. Somos tan diferentes a cualquier otra especie que probablemente
nos sentimos solos y ajenos a todo lo demás, cuando eso no es cierto.
Es necesario que entendamos nuestra
dependencia con las demás especies, ese sería un buen principio; pero,
realmente, debemos entender el derecho de otras especies por existir. Nosotros
no somos dioses para elegir quién debe o no existir; no somos la clase suprema
que alguna vez quisimos ser. Somos habitantes de este mundo; al igual que el
búfalo que corre por la pradera, el águila que surca los cielos y la cucaracha
que invade todos los hogares del mundo.
Mostramos imágenes de sus trabajos:
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