24 de marzo
de 1816: El congreso inicia sus sesiones. El presidente del Congreso era Pedro
Medrano, representante porteño, quien pronunció un discurso de apertura. Los
diputados resolvieron que la presidencia del Congreso fuera desempeñada por
todos y cada uno de ellos en forma rotativa, debiendo ser acompañados siempre
por dos secretarios.
Desde el
primer momento, el congreso tuvo problemas: los diputados tardaban en llegar a
Tucumán, el ejército había sido derrotado en Sipe-Sipe y se encontraba disperso
y, Rondeau que era el jefe de ese ejército, estaba en guerra contra Martín de Güemes.
Además, el
director supremo Alvarez Thomas había renunciado y había sido reemplazado en
forma provisoria por Antonio González
Balcarce (17 de abril de 1816).
Ante esa
situación, los diputados tuvieron que tomar urgentes medidas: elegir un nuevo
director supremo. El 3 de mayo de 1816
designaron casi por unanimidad al diputado por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón.
Pero este flamante director supremo no pudo viajar inmediatamente a Buenos
Aires, primero tuvo que pasar por Salta para solucionar una situación difícil
por la que pasaba esa provincia y luego por Córdoba donde se entrevistó con el
General San Martín para convenir los detalles de la campaña que lograría la
independencia de Chile y Perú.
San
Martín, por entonces gobernador de Cuyo, enviaba cartas a los congresales. En
una de ellas les decía: " ¡Hasta cuando tenemos que esperar para declara
nuestra independencia! ¿No les parece a ustedes una cosa bien ridícula acuñar
moneda, tener bandera y escarapela y hacer la guerra al soberano de quien en el
día se cree que dependemos? (...) Los
enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos
vasallos (...) ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las
empresas..."
El 9 de julio de 1816, el
Congreso de Tucumán resolvió tratar la Declaración de la Independencia.
Presidía la sesión el diputado por San Juan, Juan Francisco Narciso de Laprida. El secretario Juan José Paso leyó la propuesta: preguntó a los
congresales "si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación
libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli". Los
diputados aprobaron por aclamación y luego, uno a uno expresaron su voto
afirmativo. Acto seguido, firmaron el Acta de la Independencia.
El 25 de mayo de 1810, había
marcado el comienzo de una idea que cambiaría el rumbo del Virreinato del Río
de la Plata. Y todo cambio significa esfuerzo, compromiso con ideales,
elecciones, pérdidas y ganancias. En
1816 la Revolución estaba en marcha y esto se advertía en la sociedad misma.
“ La
Declaración de la Independencia fue, básicamente, un acto de coraje, una
especie de gran compadrada en el peor momento de la emancipación americana”,
escribe Félix Luna. El historiador explica por qué:
“En el norte del continente,
Bolívar había sido derrotado. Chile estaba nuevamente en manos de los
realistas. Los españoles amenazaban Salta y Jujuy y apenas si eran contenidos
por las guerrillas de Güemes. Para empeorarlo todo, Fernando VII había
recuperado el trono de España y se preparaba una gran expedición cuyo destino
sería el Río de la Plata. La Banda Oriental estaba virtualmente ocupada por los
portugueses. Y en Europa prevalecía la Santa Alianza, contraria a las ideas
republicanas. En ese momento crítico los argentinos decidimos declararnos
independientes. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad
adversa. Era empezar la primera navegación de un país independiente, sin
atender las borrascas ni los riesgos. Un acto de coraje”. El esfuerzo realizado y el aval para todo lo
que estaba por realizarse debía coronarse con una declaración de independencia
que representara un compromiso de todos.
Diez días después
el diputado Medrano propuso completar la Declaración con un agregado que se
aceptó: (que) "las Provincias Unidas fuesen una nación libre e
independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y toda otra
dominación extrajera..." Y entonces sí las Provincias Unidas fueron una
nueva nación, libre e independiente.
UN DATO: cuando se firmó el
acta de la independencia se mandaron a imprimir 3000 ejemplares, de los cuales
1500 se hicieron en castellano, 1000 en quechua y 500 en aymará.
¿Qué es la independencia de un país?
Decimos que un país es
independiente cuando establece de manera autónoma la forma de gobierno que lo
va a regir y este ejerce la soberanía sobre su población y su territorio, y
organiza su Estado en función de sus propios intereses. Para decirlo con las
palabras de Casullo y otros, la
soberanía es “la capacidad de una sociedad política de ejercer el poder dentro
de sus fronteras y de proteger a las mismas frente a las amenazas de un enemigo
externo”. Tiene una faceta interna en la capacidad y el derecho de ejercer la
fuerza para lograr la paz dentro de los límites territoriales y una faceta
externa, que se expresa en la capacidad de convocar a los ciudadanos para
defender su territorio de posibles agresiones de otros países.
Este último aspecto era el
que monopolizaba la atención de los patriotas en 1816.
La invasión portuguesa en la
Banda Oriental, la constante presión de los españoles en el Alto Perú y Chile,
así como la amenaza de invasión al Río de la Plata de nuevas fuerzas realistas,
concentraban toda la atención y esfuerzo, La necesidad básica era asegurar el
frente externo.
Asegurar la
paz en el interior y organizar el país era posible sólo a partir de la solución
del problema externo, pero el objetivo prioritario del Congreso era la
organización interna de las Provincias Unidas. De hecho, la pacificación
interna no se logró hasta muchas décadas después. Tampoco se logró la
organización de un gobierno.
Enlace para
ver en video imágenes del 9 de julio de 1816:
Dia De La
Independencia 9 De Julio 1816 - SlideShare
Imágenes de la Casa de
Tucumán y de aquella época.
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