Alumnos ensayando... |
Alumnos de 6to año (Construcciones y
electromecánica) junto al profesor Luis Andrade de literatura y a uno de los
estudiantes del ISFD Nº 40 Reyes Nicolás, estudiaron, analizaron con los
alumnos durante un tiempo el género teatro. Tomaron El grotesco criollo que es un subgénero dramático cultivado en
la Argentina. Su creación es atribuida al director teatral y dramaturgo Armando
Discépolo, con su obra majestuosa y popular conocida como Mateo. Una de las
obras que eligieron los alumnos para recrearla fue “La Nona” y analizar dicho género.
Le contamos un poco…
La Nona es una obra de teatro del dramaturgo
argentino Roberto Cossa. Fue estrenada el 12 de agosto de 1977 en el teatro
Lasalle de Buenos Aires. Se trata de una de las obras menos trascendentes del
teatro argentino. Esta fue llevada al gramófono en una película argentina
simónima de 1979 dirigida por Héctor Olivera, la cual fue escrita por Roberto
Cossa y protagonizada por Pepe Soriano en el papel de "La Nona".
Argumento
En una familia argentina de origen italiano convive
con una abuela, conocida por todos como La Nona. A pesar de su avanzada edad,
La Nona come sin parar, mientras la familia lucha con las cuentas para
alimentarla y llegar a fin de mes al mismo tiempo. El problema que La nona
causa se complica hasta llevar cerca de la ruina a la familia, que comienza a
buscar los más diversos caminos para ganar dinero y eventualmente deshacerse de
la mujer.
Personajes
La nona: Es la abuela.
Chicho: Hermano de Carmelo, nieto de la nona.
María: Madre de Marta, esposa de Carmelo.
Carmelo: Esposo de María, padre de Marta y nieto de
la nona.
Anyula: Hija de la nona, tía de Chicho y de Carmelo.
Francisco: Vendedor del kiosco y futuro esposo de
la nona.
Marta: Hija de Carmelo y María.
Nos pareció interesante mostrar
algunas reflexiones que encontramos y las quisimos escribir en este espacio,
dejamos abierto para diferentes opiniones, otras reflexiones, comentarios, etc.…..
Además de mostrar en imágenes
todo lo trabajado en clase….
¡¡Felicitamos alumnos y docentes por su creatividad
y gran trabajo!!! (Ayelén, Karen, Lucia, Nicolás, Joaquín, Daniel, Jeremías,
Gonzalo, Agustín, Matamales, Matías, Alan).
UNA MIRADA SOBRE “LA NONA”, LA
REFLEXIÓN LA INVITO YO… - ANDÉN 50 Escrito
por Viviana Montes.
“Vejez, ancianidad, tercera edad; tópicos que
habitualmente no solemos tocar, como si después de cierta edad uno quedara
fuera, incluso del discurso. El arte, universo infinito, es aún uno de los
espacios que contiene a “los viejos” tanto desde la representación como desde
la acción. Vale la pena atender a algunas de sus representaciones para pensar
cómo los vemos y cómo los tratamos.
El arte
tiene muchos usos, uno de ellos es enfrentarnos con imágenes que nos saquen de
cierto lugar cómodo en que corremos el riesgo de instalarnos velando
problemáticas que se dan alrededor de nosotros, la mayor parte de las veces mucho
más cerca de lo que creemos.
Sobre la
emblemática obra de teatro argentino La Nona (Roberto “Tito” Cosa, 1977) se han
hecho múltiples lecturas y análisis. Hoy nos propongo tomar a este personaje de
100 años presentado como “el problema de la casa” (más allá de todas las
connotaciones políticas que ha sabido tener) para reflexionar acerca de cómo
muchas veces le otorgamos a los viejos el lugar de verdaderos chivos
expiatorios de nuestra sociedad, pero también en lo individual.
El funcionamiento de esta pieza teatral construye
suficientes situaciones como para interpelarnos e interrogarnos al respecto:
una familia argentina, una situación económica desfavorable, personajes con
caracteres indeseables que se esconden detrás del hambre voraz de “La Nona”.
“Es como mantener diez leones juntos” se lamenta Carmelo pero no habla de sus
reiteradas visitas a la botella del aparador; tampoco habla la familia de las
continuas salidas hasta altas horas de la noche de Martita, siempre “de turno”,
y poco es lo que se intenta con Chicho, un músico que “hace veinte años que
está componiendo y nunca terminó nada” y que con tal de evitar trabajar plantea
varias elucubraciones, desde jubilar a La Nona hasta mandarla a “hacer la
calle”. Finalmente, uno de sus planes es llevado a cabo y la casan con Don
Francisco, dueño de un kiosco que La Nona literalmente devora y que cree que va
a heredar media ciudad de Catanzaro. En definitiva, termina no sólo arruinado
sino también hemipléjico y convertido en una fuente de ingresos para la
familia, que comienza a sacarlo a la calle en un sillón a recoger limosnas,
hasta que lo pierden.
La Nona
parece no tener nada para dar, sólo demanda que la alimenten continuamente y
tampoco participa de las reuniones familiares, sale de su “cueva” sólo para
comer. Anyula es otro personaje que sufre los males de la vejez y cuando frente
a la necesidad familiar debe salir a trabajar, le pagan menos: “se aprovechan
porque es una vieja”.
“Nonita...
la cabeza blanca como paredón iluminado por la luna. Y esas arrugas que son
surcos que traza el arado del tiempo”.
“Nonita... ¿Se acuerda cuando me llevaba a pasear a la plaza? Un niño
que descubría un mundo agarrado a la pollera de una abuela”. “Nonita... el niño aquel se hizo hombre y la
abuela es un rostro dulce que lo mira desde el marco de una pañoleta negra”.
Estos son dichos de Chicho, el mismo que desde hace doce años especula con
cuánto puede durar… aunque “Si algo le pasara no podría soportarlo”. Este tipo
de discurso contradictorio parece no restringirse únicamente al ámbito de la
escena. Pienso en Norma Plá, cobrando una jubilación miserable y sin embargo
con ánimos para consolar a un “lacrimógeno” Cavallo rememorando a sus propios
abuelos… “No llore Sr. Ministro” le decía. La realidad muchas veces supera la
ficción, lugar común, sí, pero no por ello menos cierto.
Y pienso
también en esos abuelos abandonados, en aquellos que sufren maltratos, en los
que aunque rodeados de numerosas familias se sienten solos y olvidados y en las
quejas que muchas veces se escuchan sobre ellos. Y me pregunto ¿qué lugar les
damos hoy a nuestros viejos?, ¿con qué culpas nuestras a veces los hacemos
cargar?, ¿qué intentamos tapar cuando los ponemos en el centro de la escena de
debate?
Finalmente, deseo revalorizar el arte como un espacio abierto, un espacio de discusión, que proponga y que invite a la reflexión, que abra muchos signos de preguntas, que contenga todas las problemáticas posibles, sobre todo aquellas que la sociedad oculta y que permita la participación (en todas sus esferas, es decir tanto como personajes, como hacedores y como receptores) de todos, fundamentalmente de los que no pocas veces se quedan afuera. Y que la reflexión nos lleve a la acción■
Presentación final de la obra por los alumnos de 6to |
Foto de todo el grupo que recreo la obra en biblioteca |
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