Luis Vernet, comandante civil y militar
de las islas Malvinas y del atlántico Sur, nombrado por el gobierno de Buenos
Aires el 10 de junio de 1829, había establecido allí una colonia que comenzaba
a ser próspera y que, al finalizar 1831, ya exportaba a Brasil.
Naves inglesas y norteamericanas –más de setenta por año- pescaban
anfibios sin limitación alguna, diezmando las especies. Vernet debía cuidar el
patrimonio y hacer cumplir las leyes de pesca de la Nación, que obligaban a pagar un canon a quienes
pescaran en aguas consideradas argentinas. Su tarea era difícil, pues no
contaba con naves suficientes, pero podía ejercer cierto control, ya que era el
único proveedor existente en la zona para el abastecimiento de los barcos.
Las continuas violaciones a los reglamentos –incluso se llegó a atacar
las loberías de los colonos y a desoír las circulares- obligaron a Vernet a
tomar prisioneras a las goletas Harriet, Breakwater y Superior y conducirlas a
Buenos Aires para que sus capitanes fueran juzgados.
Mientras se tramitaba el juicio a
Gilbert Davidson, comandante de la Harriet (las otras habían logrado huir), la
goleta estadounidense Lexington, al mando de Silas Duncan, ante el informe del
cónsul Slacum, que consideraba pirayas a Vernet y a sus hombres, puso proa
hacia Malvinas, adonde llegó el 28 de
diciembre de 1831 y se dedicó a desmantelar y destruir todo lo que allí había.
Marchó luego a Montevideo, llevando como prisionero a los colonos que no habían
logrado refugiarse en los archipiélagos vecinos.
En febrero de 1832, el gobierno informaba de la agresión: “…realizada en
medio de la más profunda paz, destruyendo con saña rencorosa las propiedades
públicas…”
Las acciones diplomáticas continuaban; lo británicos eran conminados a
apoderarse de las islas no sólo por sus funcionarios sino también por algunos
vecinos de Buenos Aires, el inglés Backington y el australiano Potter Macqueen,
que aconsejaban conseguir un rápido control de las rutas del Atlántico Sur.
Durante la ausencia de Luis Vernet, Rosas nombra comandante interino de
las Malvinas al mayor de Artillería Esteban Mestivier, quien se dirige a las
islas con José María Pinedo y algunos presos para fundar una colonia penal.
Mientras Pinedo patrulla las costas, el 30 de noviembre los presos se sublevan
y dan muerte a Mestivier, por lo que queda al mando Pinedo.
El 2 de enero de 1833, a fragata inglesa Clío, con Oslow como
comandante, desembarca en Soledad y obliga a Pinedo a arriar la bandera argentina
e izar la inglesa.
El 26 de agosto de 1833, Brisbane, Metcalf, Dickson, Simón
(colaboradores de Vernet), Wagner (colono) y el gaucho Ventura Pazos son
asesinados en un levantamiento encabezado por el gaucho Rivero.
Desde estos acontecimientos, la Argentina no ha dejado de reivindicar
sus derechos sobre las islas Malvinas.
“La colonia ocupa la mitad del contorno de una caleta que tiene estrecha
entrada desde la sonda. En tiempos de los españoles, dominaban esa entrada dos
fuertes, ambos en ruina ahora, de los que uno solo se utiliza para encerrar
ganado salvaje entre sus muros circulares cuando se lo arrea desde el interior
de la isla. El gobernador Luis Vernet me recibió cordialmente. Tiene mucha
ilustración y habla varios idiomas. Su casa es larga y baja, de un solo piso y
paredes muy gruesas de piedra. Encontré allí una buena biblioteca de obras
españolas, alemanas e inglesas. Durante la comida se sostuvo animada
conversación en que tomaban parte Mr. Vernet, Mr. Brisbane y otros; por la
noche hubo música y baile. En la habitación había un gran piano; la señora
Vernet, una porteña, nos dejo oír su excelente voz, que sonaba un poco extraña
en las Malvinas, donde sólo esperábamos encontrar algunos loberos”.
“La colonia de Mr. Vernet constaba de unos quince esclavos, comprados
por él al gobierno bonaerense con la condición de enseñarles algún oficio útil
y de usar sus servicios por cierto número de año, pasados los cuales los
pondría en libertad. Éstos representaban tener de quince a veinte años de edad y parecían todos contentos y felices.”
“El número total de personas en la isla era de un centenar, incluyendo
veinticinco gauchos y cinco indios. Había dos familias holandesas (cuyas
mujeres ordeñaban las vacas y fabricaban mantecas); dos o tres ingleses, una
familia alemana y los restantes eran españoles y portugueses, que pretendían
tener algún negocio pero que en realidad poco o nada hacían. Los gauchos eran
principalmente de Buenos Aires, pero su capataz o encargado era francés”…
Silvia
Plager y Elsa Fraga Vidal.
De Vernet, caballero de las islas.
Editorial
Sudamericana, 2005.
Del libro cuentos para seguir creciendo.
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