Arturo Carrera: es un poeta y escritor argentino.
Nació el 27 de marzo de 1948 en Buenos Aires, aunque toda su infancia y
adolescencia transcurrió en la ciudad de Coronel Pringles.1 Ese espacio fue de
algún modo mitificado por su poesía y se ha transformado, asimismo, en un lugar
de referencia para la literatura argentina actual, ya que allí también nació el
narrador César Aira. En esos días iniciáticos de Pringles, Carrera y Aira
cultivaron una intensa amistad intelectual, por la cual compartieron sus
primeras experiencias literarias. A los dieciocho años, en 1966, viajan juntos
a Buenos Aires y fundan la revista literaria El cielo. Allí el poeta conoce a
Alejandra Pizarnik, que participa en la presentación de su primer libro,
escrito con un nictógrafo, publicado en 1972. Desde entonces la poesía de
Carrera unirá un gesto fuertemente vanguardista con la profunda recreación de
una rica tradición poética argentina, en cuyo canon personal se hallan Juan L.
Ortiz, Oliverio Girondo, Baldomero Fernández Moreno y la propia Pizarnik.
Participa de las búsquedas de la revista XUL en los años ochenta. Es uno de los
referentes latinoamericanos del neobarroco. Su obra explora las ambigüedades de
la palabra, indaga el mundo de las sensaciones, construye una original
autobiografía lírica, hasta lograr una estética tan personal que lo ha
convertido en un autor ineludible en la poesía hispanoamericana contemporánea.
Lo que se ve y lo
que se escucha. Escrito
con un nictógrafo de Arturo Carrera es, desde siempre, un libro-objeto al modo
de la vanguardia. Un libro que no es el mero soporte de un texto, de
determinados poemas, sino la puesta visual, gráfica, de una concepción poética.
Términos que se aíslan, que se agigantan o se minimizan, versos en blanco sobre
un fondo negro, blancos inscriptos en la página, son las señales de esta
identidad. La reciente edición de Interzona, agrega un plus a esta idea, el
objeto es visual y es auditivo, ya que incluye un CD en el que Alejandra
Pizarnik lee o recita los primeros fragmentos del texto de Carrera. Esta voz,
desconocida para la mayoría de los lectores contemporáneos, abre perspectivas
diversas, pero básicamente instala la cuestión de la escucha de la poesía.
En este sentido, la voz de Pizarnik se abre como texto paralelo, porque es
preciso decirlo, la modulación es un dato fundamental de esta largo poema que
habla de la muerte y de la escritura. La puesta en una caligrafía de cuerpo
menor o mayor, las barras blancas que dividen los fragmentos o las tachaduras
en cruz que cubren algunos otros sin impedir la lectura, envían de hecho, a la
audición del poema de Carrera; las primeras pueden ser pensadas en términos de
cambio de tono o de timbre, mientras que las segundas evocan –desde lo visual-
la idea de silencio absoluto o de lo que se dice en sordina. La voz de Alejandra
Pizarnik, entonces, recupera esta instancia, pero además interpreta los
fragmentos de Escrito con un nictógrafo y parece ineludible leer en esta puesta
el transcurso del tiempo. No me refiero, claro, a la temporalidad como segmento
en el que se oye el poema, sino más bien a la historia del texto o mejor, a su
encuadre en una poética determinada como salto hacia el pasado.
El escriba ha desaparecido
Señaló el sitio vacío
donde los muertos se divierten
La noche penetrando
y el glande inflado de tinta, penetrando
hacen el
mismo ruido
que la muerte penetrando
Asisto a su duración en lo instantáneo
SILENCIO DESORBITADO
su fiesta en lo opaco, en lo pleno, en lo plano
la atención lleva un blanco en la frente
lleva una capa de lirones
despiertos
es la época en que la muerte entra muda
Mudo mi cuerpo
Yo me impongo en tu muerte
Yo me guarezco tu muda
tiempo de atenuación
tiempo de purificación
tiempo de lluvias constantes
lo insensible vibra
lo insensible soporta la noche
brota flores en mitad de la noche
en mitad de la página
sobre la panza de la muerte
la orfandad lleva un blanco en la frente
E L P O E M A S E A B R E
esa es tu fuerza
la orfandad es fascinada comandada
Subida a la barca invadida y hundida de muertos
Yo en la prosa de tu libro
En el barco de los muertos
Entre volúmenes huecos mi cuerpo grafía
a otro páramo
descargando letras huesos huecos
El poema se abre
Esa es tu fuerza
El poema toma contacto
Se desliza con brazos extendidos
por las dos orillas
esa es tu fuerza
Me hablabas de una trampa del lenguaje
el poema se abre
SALTAN TUS MUERTOS
C L O W N S
D A N Z A S
interferencia de danzas
palimpsesto de danzas
en lo oscuro
la oscuridad polarizada
Y danzas
Como las danzas de las abejas
invariables
te atraen con sus movimientos mociosos
para extenuar un lugar
para desocultar otro lugar
para fingir invadir para informar
DANZAS
vos estás dictás dilectismos
espacios acopiados sismos
estos muertos son míos
(señalando las palabras)
estos muertos son míos.
Arturo Carrera
De regreso a Montevideo, dirigió en 1948 la
revista literaria Marginalia, que duró hasta el año siguiente, fecha en que
pasa a formar parte del consejo de redacción de la revista Número. También
en 1949, Benedetti publicó su primer libro de cuentos, Esta mañana, y un año
más tarde, los poemas de Sólo mientras tanto. En 1953 apareció su primera
novela, Quién de nosotros. Entre 1954 y 1960 ocupó tres veces la dirección
literaria de Marcha, la revista más influyente de la vida política y cultural
del Uruguay y una de las más importantes de América Latina. Fue clausurada en
noviembre de 1974, después de sufrir numerosas suspensiones tras el golpe de
estado de 1973. Con Poemas de la oficina, publicado en 1956, Benedetti
influenció a los poetas de su generación sobre todo por el tono conversacional.
En 1957 viajó por primera vez a Europa. En ese
mismo año, en el ámbito continental se produjo un acontecimiento que marcó no
sólo a Mario Benedetti sino a todos los intelectuales latinoamericanos: la
Revolución Cubana. Este hecho fue fundamental para el desarrollo literario y
político del escritor uruguayo. Como el mismo ha declarado, le hizo mirar a
América Latina cuando la mayoría de los intelectuales vivían deslumbrados por
lo europeo. En 1966 visitó por primera vez Cuba y, entre1968 y 1971, trabajó en
Casa de las Américas, institución cultural cubana.
En 1959 publicó el libro de El país de la cola de
paja. Con su novela La tregua, que apareció en 1960, Benedetti adquirió
importancia internacional. En 1973, ante el golpe de estado en su país, se vio
forzado a salir de Uruguay. Inició un exilio de 12 años y vivió en Argentina,
Perú, Cuba y España.
Su enorme producción
literaria abarca todos los géneros, incluyendo famosas canciones, y suma mas de
sesenta obras, entre las que destacan la novela Gracias por el fuego (1965), el
ensayo El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974), los cuentos
de Con y sin nostalgia (1977) y los poemas de Viento del exilio (1981). En 1987
recibió el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional por su novela
Primavera con una esquina rota. Sus libros más recientes son Despistes y
franquezas (1990), Las soledades de Babel (1991), La borra del café (1992),
Perplejidades de fin de siglo (1993) y su más reciente novela Andamios (1996).
Su obra poética completa ha sido recogida en Inventario Uno (1950-1985) e
Inventario Dos (1986-1991) y sus cuentos en Cuentos completos (1947-1994).
Existe una biografía de Benedetti escrita por Mario Paoletti, que se titula
Mario Benedetti, el aguafiestas.
Te quiero
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
Botella al mar
El mar es un azar.
Vicente Huidobro
Pongo estos seis versos en
mi botella al mar
con el secreto designio de
que algún día
llegue a una playa casi
desierta
y un niño la encuentre y la
destape
y en lugar de versos
extraiga piedritas
y socorros y alertas y
caracoles
Defensa de la Alegría:
Defender la alegría como
una trinchera
defenderla del escándalo y
la rutina
de la miseria y los
miserables
de las ausencias
transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un
principio
defenderla del pasmo y las
pesadillas
de los neutrales y de los
neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como
una bandera
defenderla del rayo y la
melancolía
de los ingenuos y de los
canallas
de la retórica y los paros
cardiacos
de las endemias y las
academias
defender la alegría como un
destino
defenderla del fuego y de
los bomberos
de los suicidas y los
homicidas
de las vacaciones y del
agobio
de la obligación de estar
alegres
defender la alegría como
una certeza
defenderla del óxido y la
roña
de la famosa pátina del
tiempo
del relente y del
oportunismo
de los proxenetas de la
risa
defender la alegría como un
derecho
defenderla de dios y del
invierno
de las mayúsculas y de la
muerte
de los apellidos y las
lástimas
del azar
y también de la alegría.
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