jueves, 17 de abril de 2014

Presentamos algunos cuentos policiales creados por los alumnos de 4to año Electromecánica en su antología.

La traición (autora Álvarez, Lucía)
      Raian llegó una mañana, de su trabajo, muy cansado.  Por el momento, lo único que quería hacer era descansar. Durmió durante una hora. Cuando tocó el timbre de su puerta, medio desorientado, la abrió: era su hermano Reimon y le había traído una noticia de su padre. Quería que se reunieran los dos con un juez, para debatir la herencia que a cada uno le correspondía. Raian tenía de herencia una casa en Puerto Madryn y bastante dinero en efectivo. Reimon, solo parte del dinero.
      Muy furioso, el hermano mayor Reimon, salió para la casa de su padre a buscar una explicación. Porque él mantenía los negocios de la familia, en cambio, Raian no hacía más que cuidar la salud de su padre. Raian quiso detenerlo, porque su padre no se sentía muy bien, como para discutir. Pero cuando lo iba a detener, le llegó una llamada de su amiga Magalí.
         Ella quería que vaya a su casa urgente y, como eran muy amigos, así lo hizo. Al llegar, él la notó muy rara, pero sin preguntarle nada la invitó a un bar a tomar unos tragos, como solían hacer todos los fines de semana. Él le contó sobre la herencia, el conflicto con su hermano y ella lo miraba con una mirada perdida, como si no lo escuchara y ni una sola palabra le decía. Al notar Raian la rareza de ella, la llevó de regreso a su casa y le pidió que descansara que al otro día volvería a visitarla.
       Raian se acordó de que debía ir a comprarle unos medicamentos a su padre.   Al llegar a la casa de su padre, vio que la puerta del patio estaba abierta, pero no le dio mucha importancia. Al entrar a la casa, no logró encontrarlo. Fue hacia el lavadero, pero tampoco estaba allí. Vio que en el suelo, había una pala oxidada, con sangre en el mango. Creyó que su padre se había lastimado mientras arreglaba el jardín. Por eso, fue hacia el hospital, pero nadie lo había visto allí.     Siempre iba a tomarse la presión, pero ese día no lo había hecho. Rápidamente llamó a su hermano para ver sí su padre estaba con él. Era difícil contactarse. Tomó su auto y salió hacia la casa de su hermano, al llegar no encontró a nadie.
     Tan asustado y triste llamó a su amiga, para poder descargarse de lo sucedido.   Ella no contestaba sus llamados. Intentó varias veces pero le daba apagado. Fue hacia su casa,  y al llegar vio a su auto de su hermano estacionado. Esto le pareció muy raro. Tocó el timbre, Magalí  lo atendió, le dio paso y vio a su hermano sentado en uno de los sillones de la casa, él lo miraba con un aspecto amenazador. Raian preguntó:
             -¿Qué es lo que está pasando? –sin todavía saber nada de su padre.
             Al caminar hacia su hermano, Magalí le pegó en la cabeza, con un palo.                                                           Desmayado por el golpe, lo metieron en el baúl del coche de Reimon. Magalí y Reimon tenían una relación a escondidas ya desde varios meses atrás.
     Llegaron a la casa de Puerto Madryn. En unas horas, Raian despertó de su desmayo, vio que estaba encadenado y, a su derecha, vio a su papá, sin vida. En eso, llegó su hermano de la mano de Magalí, Raian les dijo:
      -¿Por qué hacen esto?                                                                                   
 -Tú y tu padre mueran con su estúpida herencia –respondió su hermano.
Magalí tomó un tanque de combustibles y lo vertió sobre el cuerpo de Raian, quien gritaba desconsoladamente pidiendo explicaciones. Su hermano, riéndose en su cara, tomó un chispero y se lo tiró encima. Los dos se fueron riendo y contando el dinero de la herencia.
       Entre tanto, llega una llamada a los bomberos diciendo que una casa ardía en llamas. Salieron en dirección a ella; vinieron peritos de la comisaría a investigar el crimen, tomaron como prueba lo que comenzó el incidente: un chispero viejo.                                                                                               También vieron que el cuerpo de un hombre adulto, no solo fue incendiado sino también maltratado, golpeado. Por eso, los investigadores analizaron más a fondo. Luego de varios días, lograron encontrar al sospechoso de dicho hecho: no era nadie más que Reimon. Las huellas dejadas en el chispero lo decían todo.
      Él fue detenido, y para no ser el único culpable en el crimen, delató que Magali lo había ayudado. Ella, muy enojada y viendo que su propio novio la había delatado y también cómo la había obligado a ser infiel a su mejor amigo, confesó la trampa y cómo fue en verdad todo el crimen: cómo mataron al padre, por qué y cómo mataron a Raian, para quedarse con su herencia. Ambos fueron detenidos y se les aplicó una condena de varios años.
Periodistas (autor: Nicotena, David).
     Hace mucho tiempo, un grupo de chicas llamadas Juana, Agustina, Rocío y Lucía que  habían terminado la secundaria, decidieron estudiar periodismo en una universidad de Brasil llamada Todos con el Periodismo.
      Ellas querían ir a esa universidad porque  se comentaba que allí desaparecían personas y querían investigar ese caso y ser las primeras en reportarlo.
      Estaban por subir al avión, pero no encontraban a Agustina. La buscaron por toda la terminal y diez minutos antes de subir al avión la encontraron en el bufet tomándose una taza de café. Apuraron a y salieron corriendo hasta el avión.     Llegaron con lo justo. Juana y Lucía se sentaron juntas. Rocío y Agustina, debieron hacerlo separadas. Rocío se sentó al lado de una mujer demasiado sensual que a Rocío le llamaba mucho la atención y le dijo: “¿Te imaginas si se cae el avión? Y la señora, desconfiando de su suerte, contestó: “Esas cosas sólo suceden en las películas”. En cambio, Agustina se sentó al lado de una señora con cara de mala y muy grandota.
      Llegaron a la universidad y empezaron a desempacar. Una de las chicas del pensionado les dijo:
      -¿Ustedes piensan estudiar acá?
 -Sí, ¿por qué?, respondieron ellas.
-Les conviene irse, porque ya desaparecieron dos chicas, yo estoy empacando para irme.
        A pesar de esta advertencia, las chicas empezaron su primera clase.
El directo llamó a Lucía, ella sin pensar fue a su oficina y, unos minutos después, se escuchó un grito. Todas salieron corriendo hacia afuera y encontraron a Lucía llorando. Las chicas, sin entender, le preguntaron y ellas respondio:
       -Mi mamá me vino a visitar y la encontraron  tirada en el patio, muerta.
 Esa noche, Lucía se puso a recorrer toda la universidad buscando pistas, algo para encontrar al que mató a su madre. Ya eran las 3 a.m. y amargada se fue a dormir. Al otro día, fue a hablar con el director. Antes de entrar, escuchó gritos y discusiones. Igual tocó la puerta, hubo un silencio y abrió la puerta, pero el director la frenó, no la dejó entra. Desde la puerta le dijo a Lucía que vaya a ver a su madre a la morgue y que le dejaba unos días para descansar.
       Lucía desconfió del director, por eso fue a ver a su madre, pero luego volvió a la universidad para así poder entrar a la dirección a inspeccionar tranquila. Pero no lo hizo sola, sino acompañada por sus amigas, Juana, Agustina y Rocío.             Cuando llegó la noche, todas estaban listas para investigar. Pasaron por una ventana abierta que daba al patio, una vez adentro, vieron una puerta que estaba cerrada con candado. Rocío, que era la más curiosa de las cuatro, empezó a  patear la puerta, haciendo un ruido tremendo, hasta que la pudo abrir. Atravesaron la puerta, y adentro vieron que había un montón de máquinas y cosas tapadas.
     Juana destapó una especie de escritorio o camilla y resultó ser una de las chicas que estaba desaparecida. Inmediatamente salieron corriendo y llamaron a la policía. En pocos minutos, llegaron los agentes y les mostraron todo lo que había en la dirección.
   Para cuando el director llegó, la policía lo estaba esperando. Las chicas consiguieron lo que querían y Lucía, aún muy dolida, pudo conseguir justicia. 

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