jueves, 8 de diciembre de 2016

Alumnos de tercer año crean cuentos digitales….

Alumnas de 3ro primera participaron de la propuesta de biblioteca que llegó desde El Concurso “#ItaúCuentoDigital la idea era crear cuentos digitales, a dicha propuesta se adhirió la docente Yanina Vitores de prácticas del lenguaje coordinando a las alumnas en la elaboraron de cuentos digitales para participar en  El Concurso “#ItaúCuentoDigital Sub 18 2016” que convocó a chicos de 13 a 18 a enviar un cuento digital original e inédito, de tema libre.

Las alumnas son: Milagros Godoy con el cuento: "El Amor aMaría hasta el fin de la muerte", Aldana González con el cuento Aquel verano y Constanza del Castillo participó con el cuento Dos teorías, ¿lógicas?
El amor aMaría hasta el fin de la muerte
     En un día de invierno del año dos mil uno, se encontraba una chica de tan solo quince años llamada María. Tenía un carácter muy agrio, se sentía neutral todos los días de su vida y siempre vestía cosas de color negro y ningún otro color más. A ella no le gustaba socializar con las demás personas, le daba mucha vergüenza mirar a la gente a los ojos y casi nunca hablaba a no ser que tuviera la necesidad de decir algo importante. No era una chica normal, no le gustaba salir, nunca le gusto jugar, no compartía diálogos con su madre y siempre leía el mismo libro una y otra vez.
Mantenía secretos desde hacía mucho tiempo y secretos de la actualidad que nunca le daban una salida, luz o respuesta.
   Un día en el colegio, comenzaron a hablar de los temas familiares, de los problemas personales que tenía cada uno de ellos. Hicieron una ronda para conversar acerca del tema, todos aportaron y todos recibieron ayuda. En realidad, no todos, solo faltaba María. A ella no le interesaba, ni siquiera escuchaba, simplemente, no le interesaba lo de las demás personas.
     Hasta que, la profesora Anabela indicó con el dedo a una chica.
-Profesora: María... ¿Quisieras aportar algo? (María solo se quedó callada y la miró).
-Profesora: María... ¿quieres aportar algo? (La profesora volvió a hacerle la misma pregunta un poco molesta por la ignorancia).
-María: NO
-Profesora: De acuerdo.
   En ese entonces toca la campana para salir al recreo, casi todos salen menos María. Ella no salía a los recreos porque no tenía nada que hacer y tampoco quería hacerlo. Un momento después se acerca su profesora y le sugiere:
-Profesora: María, debes de empezar a participar más en clases, no eres como otros alumnos, pero tienes que intentarlo.
-María: lo intentaré – (dijo inclinando un poco la cabeza al suelo).
-Profesora: sé que no seré de tu ayuda pero... ¿Tienes problemas o te sucede algo?
-María: No es algo que usted deba de saber, gracias igual, pero preocúpese por su vida y deje la mía, es cosa de uno y no de todos.
(La profesora se asombra y al escuchar que ella le había dicho "gracias" se retira del aula).
    María sale del colegio y a las 12:59 p.m. llega a su casa, entra, deja su mochila en el comedor y va a su dormitorio a recostarse. La madre de María "Estela" va al dormitorio de su hija y toca a la puerta. María está descansando sobre su cama cuando su madre, levantando la voz, le pregunta si bajará a almorzar. María, al oír a su madre, le contesta que no tiene ganas de ir a almorzar, que ya ha perdido el apetito. Su mamá empieza a criticarla con palabras horrendas y de manera agresiva la hace sentir tan insignificante que, lamentablemente, María, comprende que al final, le falta todo porque no tiene el “Amor” de su madre.
    María empieza a lagrimear y gritando le cuestiona a su mamá: ¿tú acaso sabes lo que siento cuando me gritas o me haces llorar? ¿Sabes lo que siento al escuchar cómo dices las cosas que nunca pensé que me dirías? ¿Te das cuenta del daño que provocan algunas de las palabras que me dices? ¿Eres consciente de que yo tengo problemas también?
¿Sabes por qué no te los cuento? Porque sé que nunca me entenderás, y solo quieres algo que yo nunca podre darte y créeme, eso, me duele más a mí que a ti.
     Su madre se va callada del dormitorio y se sienta a la cabecera de la mesa mientras María, llorando en su habitación, se levanta de la cama, va a buscar su "profesional corn plane" y se encierra en el baño. De tan triste que estaba abre su corn plane y se empieza a cortar las venas  mientras dice: un corte por mi madre, un corte por mi padre, un corte por mí, un corte por mis amigos, un corte por la vida y el vacío, un corte para hacer feliz al corazón, un corte por el camino y un corte por el destino.
    Su brazo tenía ocho cortaduras en forma horizontal y no dejaba de chorrear esa inmensa sangre pura y roja que llenaba el alma a María. Se limpió, guardó su corn plane y puso su brazo bajo el agua unos minutos.
    Cinco minutos más tarde se puso una venda con la ilusión de que en el brazo queden las cicatrices de una gran historia.
    Al día siguiente ella volvió al colegio y en uno de sus recreos se fue a la biblioteca. En la biblioteca se puso a mirar la portada de varios libros pero ninguno la atrapó. De repente, aparece la bibliotecaria, Amelia, y le pregunta si a ella le gustan los libros, a lo que ella responde sí, uno en particular porque yo soy mi propio libro, yo me agrego más páginas, yo me reescribo, arranco las páginas que más duelen y siempre dejo la última hoja en blanco.
    Entonces María dice adiós despidiéndose de la bibliotecaria y de repente se da cuenta de la tremenda necesidad que tiene de comunicarse con Camila. Llega a su casa, toma el móvil y le escribe para que se acerque hasta su casa a las 17 hs. pm.
    Transcurren las horas y llega Camila, la misma de siempre, la simpática amiga y compañera de todos, con su enorme y radiante sonrisa.
    María la recibe con un buen carácter y la hace pasar a su habitación.
   Juntas conversan acerca de las simplezas de la vida hasta que María, mirándola a los ojos le expresa que ella, ella es el amor de su vida, que ella completa su vida “Camila... Tú eres mi Príncipe. Y ahora ya tienes una amiga Princesa. Y un hombre, tal vez, no sé. Es raro ¿No? Las dos somos mujeres”.
   Camila se para rápidamente acercándose a María y la besa mientras que María llora y sonríe a la vez...
Autora: Milagros C. Godoy
Aquel verano...
     Esta es la historia que trata de una joven enamorada del “Gran Perfecto” Augustus.  Gus “el perfecto” así lo llamaban por su enorme coraje, valentía e inteligencia suprema.
    Todo pasó aquel verano del año mil ochocientos catorce, en el que Elizabeth y Gus se conocieron por primera vez...
    Eliza tenía una hermana que vivía muy lejos de su morada y da la coincidencia que Gus residía y estudiaba en la misma universidad que ella.
    Un día muy caluroso en la ciudad, ya alcanzaba los treinta y ocho grados cerca de las doce del mediodía, Eliza fue de visita a la gran ciudad donde vivía su hermana, ya hacía mucho tiempo que no se veían. Cuando Eliza llegó, su hermana estaba con Gus, al parecer eran muy buenos amigos.
    Ella quedó tan sorprendida al ver semejante belleza, pues, Gus era un hombre muy apuesto, de tez blanca, ojos color café y de pelo tan suave y brillante. Desde ese entonces Eliza quedó totalmente fascinada, era como un príncipe, su príncipe, el príncipe de sus sueños.
   De pronto, se dirigió a su hermana y susurrándole al oído le dijo: - estoy impresionada con tanta belleza, Gus es muy guapo, es hermoso en verdad.
Y mientras que Gus jugaba con sus cartas de mesa, Eliza no paraba de observarlo. Y así estuvo todo el día, toda la noche. Aquella noche que pasaron juntos entre postres, melodías y juegos.
Eliza, finalmente, se había enamorado.
   Después de varios días sin ver a Gus ya era hora de que Eliza volviera a su pueblo. Pero volvía desconsolada la pobre, pues no dejaba de pensar que era la primera vez que se interesaba por un joven.
    Pasaron tres largos meses para Eliza, largos meses de tremenda soledad, hasta que le llega un correo, un correo con palabras de Augustus...
  “Me ha encantado aquella noche, quedé cautivado con tu simpleza. Tu hermana me había comentado que eras agraciada, pero no creía que tanto.
   Amé tu pelo, ese rubio y rizado cabello, tus ojos como almendras bañadas en miel y esos labios, labios rojos y cautivantes”.
   Elizabhet a través de este escrito sincero comprende que alcanzaría estar cerca de Gus solo una hora para saber que el amor que sentían era tan puro, ingenuo y totalmente envidiable. Por esto, le responde el correo “Gus, cariño, mira la luna y levanta el pulgar hasta poder taparla. Siempre, no importa la distancia, la luna nunca será más grande que el pulgar. Y mientras así sea sabremos que estamos juntos en el mismo lugar”.
   Pero pasó el tiempo... Pasaron los meses, pasaron los años y Gus y Eliza seguían comunicándose por correo porque sentían que lo que tenían era real, verdadero. Creían que, más allá de que nunca sería igual que estar uno al lado del otro, estaban cerca a pesar de la distancia y no perdían la esperanza de que, en algún momento se fueran a encontrar.
   Y, aunque el tiempo siguió pasando, al fin llegó el momento en el que se encontraron... Aquel verano.
Autora: Aldana González
Dos teorías, ¿lógicas?
    Un día como tantos otros me puse a pensar en el origen de la vida, la verdad es que no tengo un concepto definido, es que hay tantas ideas y creencias que me confunden en absoluto. Mi nombre es Benshamin y tengo 18 años. Cuando era más pequeño mis padres me llevaban todos los domingos a la iglesia, cada domingo mi madre me bañaba temprano, me preparaba mis zapatos nuevos y mi traje de reunión. Yo no entendía nada pero al llegar a ese lugar todas las personas me saludaban muy cordialmente y me daban sus “bendiciones”. Una vez transcurrida la reunión el pastor, un hombre de aproximadamente 60 años, decía su discurso y en esos discursos de cada domingo el hombre mencionaba que existía un “dios” y que ese dios nos dio vida, creó la tierra y todo lo que hay alrededor de ella. En ese momento no le di mucha importancia pero transcurrido los años me surgían pensamientos sobre esa cuestión.
   Las dudas empezaron a germinar un día en el colegio cuando mi profesora de biología nos explicó que la humanidad y la tierra fueron surgiendo por una célula y esa célula fue evolucionando a través de los siglos. Toca la campana del colegio anunciándonos de que ya era hora de irnos, levanté mi silla en la mesa, me puse la mochila y fui directamente a mi casa que quedaba a cuatro cuadras del ahí.
    Llegué impaciente, la mesa estaba servida porque ya era hora de comer, subí inmediatamente por las escaleras y me dirigí a mi cuarto, mi madre me llamó para ir a almorzar y le respondí que no tenía hambre, dejé mi mochila arriba de mi cama y me dirigí al ático. El ático era un cuarto viejo y poco habitado, durante años nadie se dirigió hacia él pero yo sabía que ahí dentro había infinidades de libros llenos de polvo y telas de araña y que en algunos de esos libros iba a encontrar mi respuesta. Ese día me quede toda la tarde metido allí y finalmente encontré un par de libros viejos, algunos de esos libros eran de biología, filosofía e historia y uno de ellos también era una biblia.
    Salí del ático, limpié esos libros, fui a tomar la merienda y después me encerré en mi cuarto a investigarlos. El primer libro que abrí fue la biblia, las primeras páginas del antiguo testamento era “génesis” y justo en ese libro explicaba claramente el origen de la vida.
   Me pasé toda la noche leyendo el génesis, en esa parte de la biblia se relataba que la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz de la tierra. Y que dios creó cada parte de la tierra en siete días. Me pareció muy extraño todo eso y difícil de creer pero, después, tomé otro libro en el que estaba la teoría Alexander Oparin (la misma que explicó la profesora de biología), esa teoría que se basaba en una célula y que explicaba que de esa célula, que fue evolucionando mediante los millones de años, surgimos nosotros. Esa hipótesis también me pareció muy extraña porque, ¿cómo puede surgir la humanidad de una célula tan diminuta?
    Me pasé una semana en mi cuarto haciéndome preguntas sin saber la respuesta. Supongo que, en la vida a veces hay preguntas sin respuestas. O que, las personas tienen diferentes creencias y pensamientos y eso es lo que nos hace diferentes el uno del otro.
   Aún no he conseguido mi respuesta pero eso hoy no es tan importante como aventurarme a lo desconocido y explorar las maravillas tan hermosas que hay en la tierra.
Autora: Constanza del Castillo


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