domingo, 23 de junio de 2013

Poemas para el alma!

Somos
Soy red de nostalgias,
de presencias,
de infancias.

 Soy locura irrepetible.
rasante,
sagante.

 Soy signo y pregunta.
Bruma y claridad.
Risa de volcán.
Lágrima de bosque.

 Soy el que atrapa:
Una emoción de soldaditos,
Tres autitos en la vereda del sol,
Y unos dedos pequeños, que me dicen adiós.

 Soy un trozo de páramo.
Un vuelo
que arriesga
Humanidad.

 Infinito soy,
No tiempo… nada
Sólo luz y alma.

 Vitral
Decido no mirar atrás.
Pero sueño
Tu movimiento,
tu color,
tu dolor.

 Tu música es el pasaje,
del perdón,
del retiro,
del olvido.

 No resisto más.
El mudo estallido
Rompe,
Quiebra,
Vuela.

 No resisto más el mudo estallido.
Rompo.
Quiebro.
Vuelo contigo.

La espera
Soy un corazón que teme.
Soy herida de traición.
Asfixia nocturna,
Estaca y corral.
Soy condena, reclamo,
tormenta ciega,
vergüenza silenciosa.
Soy ceniza de verdad,
Sospecha de piedra.
Hastío desnudo,
Sed incrédula.
Soy sombra que añora,
tu volcánica
presencia.

Evocaciones
Recordé mi pequeña y lejana infancia.
Mis esperas, mis rincones, mis carencias.
Mis miedos estrictos de la noche.

 Las caricias ausentes,
Los abismos, el desamparo,
Las humillaciones por no poseer,
el desencanto…
El olvido,
el crecer, el pasado,
el llanto.

 Recordé mi fatigada adolescencia,
Idealista y extrema.
Destructiva y marginada,
Amada y detestada.
Con rencores y pasiones,
Olvidos y decepciones.
Sin refugio, sin consuelo,
sin lugar, sin ternura,
la soledad…
el llanto.

 El presente se me impone con u logro,
un lugar en el mundo,
familia, amigos, sueños,
afectos, encuentros y refugios.
Ladrillo tras ladrillo,
construí un poco de luz,
aunque, u a húmeda sombra
Siempre ronde por ahí-

 Imposible
¿Cómo romper la máscara de tu alma?
¿Cómo devorar la escena donde muere tu risa?
¿Cómo ser un salteador de tus oscuros caminos?
¿Cómo quebrar tu llanto con u  disparo de ilusión?
Cómo ser tu rescate,
tu arte,
tu parte.
¿Cómo dar vida a tu figura cálida?
¡¿Cómo?!
Si mis pasos son de invierno,
Y mis manos… tímidas,
Refugian el otoño.

 Certeza
Quién con sólo extender sus dedos, le basta parra sonreír;
quién  a su lado tiene amor y no toma de su copa,
quién tiene refugio y no lo agradece;
quién tiene pies y no corre,
quién de su boca sólo esboza palabras y nunca besa.
Quién siempre aplaude y nunca abraza,
quién sólo mira y nunca siente,
quién se cubre y no recuerda;
quién se detiene y nunca salta,
quién espera y no busca,
quién retiene y no lanza sus lágrimas;
quién con fosas y murallas se defiende,
quién exhiben sus puños al consuelo.
Quién no logra serenar su tortuosa alma.
No existe duda:
la clemencia
nos grita
por esas grietas
que algunos llaman miradas.
Poemas del libro: Golpe a los sentidos de Rodolfo César Marega
Convergencias
¡En el cenit del día, el solo instante
De perfección astral, raro suceso
Que en el minuto, de dolor ileso,
Ha transitado hasta el amor triunfante!

 No importa si la vida por delante
Nos depara un pesar de mundo avieso;
Hemos logrado culminar un beso
Deteniendo el andar del tiempo errante.

 Todo converge a esta total entrega
Con éxtasis total de algo que llega
Hasta la cumbre del perfecto amor.

 ¡Hemos llegado aquí! Claro evidencio
En tu mirada hermana del silencio
La misma albura de un cerezo en flor.-

 Ella es así
En ocasiones serena,
las más con urgente prisa,
tras la luz de su sonrisa
hay como un deje de pena.

Permanentemente buena
aunque se muestre insumisa,
tiene arrebatos de brisa
y ternuras de azucena.

 Siempre una esperanza estrena
pero a veces, indecisa,
se agita de dudas llena.

 Y en sus ojos se divisa
un mirar de gracia plena
que en esmeralda se irisa.-
Autor de  ambos poemas: Julio J. Villaverde (extraído del libro
 El Cántaro de dicho autor).

Amor Juvenil
Temblando en las hojas volaban palabras
que mi corazón dictó para ti,
las arrastró el viento que suave y curioso
escribió el idilio de un otoño gris.

El sol perezoso reflejó en tus ojos
Luces que no pude atrapar y al fin,
Flotando en la brisa quedó solo un poco
De amor en un beso que ardiente te di.

 Prendado n miradas viajaba el deseo
Secreto y prohibido de loca pasión
Viajero del tiempo, fue tan solo eso
Amor de tan joven, otro corazón.
Sergio Daniel Coria. Del poemario
Trenquelauquenche año 2013.


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